lunes, 24 de enero de 2011

DE LOS COMBATES DE CELAYA (PARTE 1)

EN MIL novecientos quince,
Jueves Santo en la mañana,
salió Villa de Torreón
a combatir a Celaya.

Corre. corre, maquinita,
no me dejes ni un vagón;
nos vamos para Celaya
a combatir a Obregón.

De Salamanca a Irapuato
se concentraron los trenes
y allí llegaron villistas,
todos haciendo cuarteles.

Tenían ellos guarniciones
de los más valientes hombres,
subieron al Cerro Gordo
toda la Brigada Robles.

Ahí vienen los carrancistas
llenos de mudo coraje,
porque les habían quitado
ese cerrito de El Guaje.

Querían quitarles los trenes
que iban encarrerados,
y Villa los recibió
con su escolta de dorados.

Porque eran hombres valientes
todos los que iban con él,
unos tirando balazos
y otros levantando el riel.

Ángeles, el general,
no le temía a la metralla,
le pidió permiso a Villa
para bombardear Celaya.

Por la derecha e izquierda
rompen las caballerías,
por el centro de las líneas
marchan las infanterías.

¡Qué combate tan reñido,
que a todos causó temor!
pero más fuerte se oía
el sonido de un tambor.

Ese tambor que se oía
era de los carrancistas,
cuando batían con denuedo
a los soldados villistas.

Villa tenía mucha gente
regada por dondequiera,
pues en San Luis Potosí
dejó a la Brigada Natera.

¡Vuela, vuela, palomita;
vuela con la mariposa!,
la primera contraseña
era un trapo color rosa.

No le temo a la metralla,
ni al cañón que poco avanza,
otros gritaban sus vivas
a Venustiano Carranza.

Estaban los carrancistas
fortinados en magueyes,
y combatió muy formal
toda la Brigada Reyes.

Dios le ayudó muchos a Villa
y le puso en su memoria
que pusiera diez mil hombres
en el molino "Victoria".

En el molino "Victoria"
anteojo estaba echando
y por doquier se veían
los carrancistas vagando.

Sale don Francisco Villa
con sus trenes de insurgentes,
para concentrar sus tropas
[en] la ciudad de Aguascalientes.

Dice don Francisco Villa:
-De nuevo voy a atacar,
me han matado mucha gente,
su sangre voy a vengar.

¡Qué combate tan reñido!,
les digo yo a mis amigos,
comienzan a salir trenes,
salen todos los heridos.

¡Vuela, vuela, palomita,
anda a ver lo que ha pasado!
La segunda contraseña
era un rapo colorado.

Dice don Francisco Villa:
-Está muy mala la cosa,
están cayendo soldados
del Batallón Zaragoza.

En la ciudad de Celaya
eran terribles la horas.
¡Cómo cayeron villistas
por las ametralladoras!

De Salamanca a Irapuato
hay quince leguas a León,
fue donde perdió su brazo
el general Obregón.

En la estación de Irapuato
cantaban los horizontes:
hoy combatió muy formal
la Brigada Bracamontes.

Decía don Francisco Villa:
-No sé que me stá pasando
estoy perdiendo la acción
por los que se están volteando.

Decía don Francisco Villa:
-Amigos, yo ya perdí,
dentro de muy poco tiempo
nos vermeos por aquí.

Decía don Francisco Villa:
-Adiós, adiós, mexicanos,
ya me voy para Columbus
a ver los americanos.

Ya no le temo al cañón,
ni tampoco a la metralla,
aquí da fin el corrido
del combate de Celaya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario